La antigua ciudad de Angkor, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un conjunto de edificios religiosos y estatuas que reflejan la acumulación de un patrimonio cultural arraigado en la memoria de los pueblos camboyanos. Estos templos budistas, inmensamente respetados por las poblaciones locales, sera converti en blanco de millones de turistas venidos de todo el mundo. Angkor Wat sigue siendo el sitio histórico mejor conservado del antiguo imperio jemer, aunque dañado por el tiempo y la violencia de las guerras civiles pasadas (Gray, 2011). Este lugar se enfrenta hoy a un auge turístico sin precedentes, perjudicial para su conservación. La contaminación, la acumulación de residuos, lagradación de los grabados e incluso su saqueo constituyen constituyen la principale preocupación de las autoridades locales e internacionales, que trabajan por la conservación de ester patrimonio constantemente amenazado. La presencia turística en Angkor es una de las principales causas de los daños socioambientales sufridos por las poblaciones locales, pero contribuye en gran medida al desarrollo económico del país. ¿Qué es lo que permite comprender el punto muerto en que encuentra el Gobierno a nivel de su política turística?
Una llegada masiva de turistas
En 2016, Camboya recibió algo ma de 5 millones de turistas internacionales, 17 veces que en 1998 (Ministerio de Turismo, 2016). Este auge turístico se explica principalmente por el desarrollo de medios de transporte que facilitan la movilidad de las personas en todo el mundo. China y Vietnam, por su proximidad geográfica, son responsables del 35.7% de la migración turística a Camboya (Ministerio de Turismo, 2016). En 2016, chs de 2 millones de turistas acudieron a admirar la riqueza religiosa y cultural que encierra el sitio de Angkor, un aumento del 3,8% con respecto al año anterior (Ministerio de Turismo, 2016). Estas cifras son esenciales para contextualizar esters fenómeno migratorio, siempre en crecimiento, causando externalidades negativas variadas, difíciles de controlar.
Una vigilancia complicada, pero ...
En efecto, la ciudad histórica de Angkor está amenazada por el excedente de turistas que dificulta la vigilancia de sus hechos y gestos. Desde 1995, la autoridad nacional APSARA, creada para la protección y promoción del patrimonio cultural camboyano, vigila de cerca a los visitantes para impedir toda forma de incumplimiento en este lugar de culto. Además de las autoridades locales, se han instalado cámaras de vigilancia, ya que muchos turistas arrojan sus desechos a la naturaleza o se apoyan en las estatuas, haciéndolas aún más frágiles. Algunos incluso graban sus nombres en estas piedras hasta entonces sagradas. Además, una fuerte presencia turística va unida a una elevada tasa de contaminación generada por la afluencia del tráfico por carretera (motocicletas, autobuses turísticos, coches...), fuente de fragilización de los suelos. El alto consumo de agua para hacer el sitio más atractivo es también un problema importante, ya que una gran parte de la población camboyana no tiene acceso al agua potable.
Degradación del patrimonio budista en Angkor
...soluciones en reflexión: considerar las necesidades de los locales
Por consiguiente, el Comité Internacional para la Conservación y el Desarrollo Sostenible de Angkor (CIC Angkor) ha puesto en marcha soluciones tales como la gestión de los flujos de visitantes, el cierre momentáneo de algunas partes del sitio, el desarrollo de nuevos circuitos o la regulación de precios (UNESCO, 2013). La gestión del impacto del número de turistas no es fácil, ya que es uno de los sectores más dinámicos de la economía camboyana. En efecto, el turismo contribuye al 15% del PIB nacional y emplea a casi el 13% de la población activa, lo que no es despreciable (France Diplomatie, 2016). Estos últimos trabajan en cientos de hoteles de lujo, restaurantes y otras infraestructuras creadas para atraer a los viajeros en masa. «El turismo representa a la vez una necesidad económica y la mayor amenaza para la longevidad de Angkor» (UNESCO), por lo que es necesario encontrar una «solución global para minimizar la amenaza y mejorar a largo plazo la viabilidad de Angkor como destino y lugar de vida de las poblaciones» (UNESCO). Sin embargo, las poblaciones locales se ven afectadas por esta nueva dinámica que modifica sus condiciones de vida. Considerada un lugar de descanso espiritual, la ciudad de Angkor se ha convertido en una fábrica turística donde resulta casi imposible venir a rezar sin ser empujado por una multitud sedienta de recuerdos. Los ritos religiosos tradicionales de las poblaciones son sacudidos por un choque cultural y ético generado por los extranjeros.
«Debemos buscar, al limite de la industria turística a veces, las soluciones, a menudo pragmáticas, permitan la acogida del público y la conservación de los monumentos originales» (Boyer, 2000). Sin embargo, qué entendemos por conservación? ¿Es la reconstruction de estas ruinas para que, una vez embellecidas, respondan a las expectativas de los turistas? ¿O es el respeto de una historia religiosa que ha marcado la memoria de los pueblos khmer? Aunque existen comités internacionales de protección de ester patrimonio, el turismo sigue siendo un «mal necesario» en el que la economía predomina sobre el medio ambiente y lo social, en detrimento de las poblaciones locales (Hubert, 2013).
de Manon de Dianous